domingo, 26 de junio de 2011

Capitulo 4



Leonidas era un hombre muy estricto y reservado algo que a los niños no les agradaba mucho pero sabian que era su tutor y que se merecia respeto, ademas segun lo que le habia dicho Filipo a Alejandro, Leonidas era uno de los mejores tutores de Macedonia.
Algunos de los niños ya sabian como manejar a Leonidas pero habia otros como Nearco que nunca prestaban atencion y siempre le pillaban en las nubes.
Alejandro y Hefestion estaban en clase con Leonidas estudiando geografia cuando de repente se oyeron gritos del exterior. Alejandro sabia qu
e se estaba celebrando una fiesta fuera del palacio y habia quedado con Hefestion en ir mas tarde a ver los fuegos y las ceremonias.
Leonidas volvio a resoplar ya que la clase de ese dia le estaba resultando demasiado dura, los niños estaba distraidos con la musica y no se p
rocupaban ni lo mas minimo de la ubicacion de Macedonia.
-Bien chicos. Podeis ir a la fiesta.- dijo Leonidas al fin sabiendo que no iba a sacar nada provechoso de aquella clase. Se oyeron unos grititos de efusividad entre los alumnos.- Pero, solo si me prometeis que mañana vais a trabajar muy duro.
-Os lo aseguro daskale.- contesto Tolomeo que era el alumno mas brillante. Los niños no esperaron mas y corrieron a la fiesta.
-¡Vamos Hefestion, esta noche tenemos que divertirnos!- grito Alejandro mientras corria cuastabajo con Hefestion.
Llegaron a la fiesta enseguida. Hefestion busco con la mirada a su padre mientras que Alejandro se reunio con su madre en el estrado.Olimpia como s
iempre destacaba entre las demas no solo por su belleza natural sino por sus numerosos adornos. Hefestion sabia que Alejandro habia heradado la belleza de su madre.
-¿Que tal estas hijo mio?- dijo Amintoro dandole un efusivo abrazo a Hefestion.
-Muy bien padre, me tratan como un rey y creo que soy el mejor amigo de Alejandro.
-Me alegra escuchar esto Hefestion. Dentro de unos meses te iras a Mieza y te echare mucho de menos pero que sepas que siempre estare pendiente de ti. De todos tus pasos e incluso cuando vaya a reunirme en el Olimpo con los Dioses velare por ti.
-Lo se padre. -dijo Hefestion y se quedo un buen rato sumergido en los ojos azules de su padre que habia heredado.
-Bien, hijo. Cuentame, ¿que quieres que hagamos?
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Alejandro fue a sentarse al lado de su madre.
-¿Le esta gustando la fiesta, madre?-pregunto el niño mirando a Olimpila que llevaba una tunica blanca y roja y diversas joyas.
-Tu padre parece divertirse mucho.- dijo Olimp
ia fria, sin dirigir la mirada a Alejandro y mirando al frente hacia el pequeño estadio que habian montado.
Alejandro siguio su mirada y se encontro con su padre medio borracho a unos cuantos metros de ellos. Alejandro bajo la mirada avergonzado.
De repente todo el mundo se callo para escuchar lo que estaba diciendo un comerciante a Filipo.
-Mi señor, ese caballo es excepcional. No encontrara a otro igual.- decia el comerciante con ojos suplicantes.
Filipo suspiro y se volvio hacia el comerciante.
-Bien. Trae a ese caballo tuyo al estadio y uno de mis mejores hombres Clito se va a encargar de montarlo.
-Lo que usted mande, seño
r.- dijo el comerciante y se fue al establo para volver con un caballo joven y enfurecido, negro como el carbon y reluciente como el agua.
El hombre a duras penas lo llevo al centro del estadio.
-¡Venga Clito, monta a ese caballo!- grito Filipo y Clito se dirigio hacia el estadio. Todo el mundo estaba expectante ya que el caballo parecia estar poseido.
Clito se hacerco despacio. Puso una mano en su pelaje y salto para montarse en su lomo. No lo consiguio. Cayo con un estruendo para enseguida levantarse y demostrar fuerza.
Clito lo intento unas cuantas veces mas con
los mismos resultados desastrosos. Filipo parecia estar frustrado.
-¿No sabes hacerlo mejor, Clito?- grito Filipo.- ¡Vuelve con tu falange, yo mismo lo domare!
-Es dificil domar a esa bestia, majestad. Piensa en tu pierna.- contesto Clito. -Creo que no debeis comprarlo.
-Esperad mi señor. Cierto que es un animal muy fo
goso y creo que por es apropiado para Filipo de Macedonia. Por solo tres decadais mas, no tengo beneficios sin embargo te lo dejare en esa cantidad.- se defendio el comerciante.
-¿Porque iba a querer yo a esa bestia? Ya tengo mujer.- dijo Filipo para hacer reir al publico.
Alejandro dirigio la mirada a su madre con compasion.
-No le hagas caso.- dijo Olimpia mirando a Alejandro.
Filipo bajo hasta el estadio y se acerco al caballo.
-Tranquilo. Calma.- susurraba. Cuando ya estaba cerca el caballo se levanto y relincho.- Es demasiado nervioso para la batalla. ¡Vendelo como carne!- le grito al comerciante.
Alejandro no se podia contener mas. Estaba contemplando la reaccion del caballo y una creciente esperanza surgio en su corazon. Se levanto de la silla efusivamente.
-¡Que excelente caballo pierden por falta de destreza y denuedo para manejarlo!¡Compramelo a mi, padre!- grito hacia Filipo para sorpresa de todos.- ¡Yo lo domare!
Todo el mundo se quedo estupefacto. El propio Hefestion sintio una punzada en el corazon.
-¿Y si no lo consigues?- grito Filipo.
-Pagare lo que pide.- contesto Alejandro seguro de si mismo.
-¿Con que? ¿Con tu voz de cantante?- dijo Filipo con ironia
ya que Alejandro tenia una voz muy cantarina.
-¡Te lo pagare!- contesto Alejandro a la defensiva.
-¡No hay nadie que pueda montar ese caballo! Es indomable.- dijo Filipo pero dio lugar a su hijo para entrar en el estadio.
-Sí hay alguien. ¡Yo puedo!- dijo Alejandro.
-Si logras subirte a ese caballo te lo regalo.- dijo su padre y despues volviendose hacia el comerciante añadio.- Pagare la mitad de su precio.
-Ese caballo le matara, Filipo.Le partira en dos.- comento Clito.
-¿Tu crees? Puede que su madre aun consiga hacer un musico de el.- contesto Filipo.
Luego fue Atalo el que intento convencerle.
-El chico no posee suficiente destreza, podria lastimarse.
-Tiene que aprender a valarse por si mismo.Ya es hora. - contesto Filipo y se sento en una silla.
Alejandro se fue acercando lentamente al caballo, con cautela y a un metro de el comenzo a hablar.
-No te gusta tu sombre, ¿verdad? Es como un espiritu oscuro que viene a por ti. Lo ves. Somos nosotros.- se fue acercando mas al caballo.- Solo es un truco de Apolo, el dios del sol.- dijo señalando al sol. - Pero yo te enseñare a burlarlo tu y yo juntos.
Alejandro logro montarse al caballo. La preocupacion de Olimpia aumento.
-Bucefalo.- susurro Alejandro.- Asi te llamare. Fuerte y testarudo. Bucefalo y Alejandro. Vamos. Cabalguemos juntos.
Con eso ultimo espoleo al caballo y se fue fuera del estadio para cabalgar por la hierba. Olimpia se levanto de su silla para contemplar a su hijo. Su corazon se habia acelerado pero sabia que ya nada malo le iba a pasar.
Filipo estaba sonriendo y con el unico ojo que le quedaba casi se le salia de la orbitra.
-¡Aun le queda dentro algo de Titan! ¡Clito, reza a los dioses, te a superado, amigo!
Cuando Alejandro volvio al estadio todo eran gritos y alagos al principe. Hefestion estaba sonriendo con los ojos brillantes, sabia que Alejandro lo lograria. Llevaba la fuerza de Zeus en la sangre.
Olimpia tambien estaba sonriendo, orgullosa de que su hijo haya demostrado lo que vale.
Filipo fue rapidamente hasta Alejandro, lo cogio de los brazos y lo elevo hasta el cielo mientras no paraba de decir "mi hijo". Cuando por fin le bajo le susurro al oido.
-Hijo mio, busca otros reinos,Macedonia, el que poseo, es muy pequeño para ti y me temo que no podra satisfacerte.

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